viernes, 26 de octubre de 2012

Ensayo: Discurso Denisse Dresser "México la crisis"


 Por: Mauricio Jiménez-Bravo Piña
Maestría en Marketing Político 3er semestre
universidad Autónoma de Durango campus Zacatecas

El 29 de enero del 2009 se organizó el foro “México ante la crisis” que reunió a diputados, senadores, empresarios e intelectuales; de estos últimos, y como discursante del mismo, se presentó la escritora Denisse Dresser con un discurso polémico, claro y poco original en cuanto a temática; y digo poco original porque este es un tema del que todos sabemos, hemos pensado, pero pocos se han atrevido a abordarlo pública y masivamente, sobre todo, hacerlo frente a aquellos que son considerados los principales culpables.

En el presente ensayo, presento breves extractos del discurso presentado por Dresser con breves opiniones personales que en su mayoría reafirman lo dicho por ella, tratando de complementar sus argumentos.

 

MÉXICO ANTE LA CRISIS

Denisse Dresser

“México es un país privilegiado. Tiene una ubicación geográfica extraordinaria y cuenta con grandes riquezas naturales. Está poblado por millones de personas talentosas y trabajadoras.” (…) “Si Madame Calderón de la Barca escribiera su famoso libro hoy, tendría que cambiarle el título a -Oligopolilandia-. Porque desde el primer momento en el que pisara el país, se enfrentaría a los síntomas de una economía política disfuncional” (…) Aterrizaría en uno de los aeropuertos más caros del mundo; se vería asediada por maleteros que controlan el servicio; tomaría un taxi de una compañía que se ha autodecretado un aumento de 30 por ciento en las tarifas, y si tuviera que cargar gasolina, lo haría sólo en Pemex. En el hotel habría 75 por ciento de probabilidades de que consumiera una tortilla vendida por un solo distribuidor, y si se enfermara del estómago y necesitara ir a una farmacia, descubriría que las medicinas allí cuestan más que en otros lugares que ha visitado. Si le hablara de larga distancia a su esposo para quejarse de esta situación, pagaría una de las tarifas más elevadas de la OCDE. Y si prendiera la televisión para distraerse ante el mal rato, descubriría que sólo existen dos cadenas.”

 

En este punto, la autora del presente discurso, deja ver la forma en que los oligopolios dominan la política económica y las prácticas comerciales de nuestro país. Totalmente de acuerdo con este análisis, considero que este dominio de unos cuanto crea condiciones en las que es más difícil crecer para aquellos que no se encuentran en este círculo de poder y control.

“¿Por qué algunos países promueven la equidad y otros no logran asegurarla?” (…) “Hoy México es un ejemplo clásico de lo que el Nobel de Economía Joseph Stiglitz denomina crony capitalism: el capitalismo de cuates, el capitalismo de cómplices, el capitalismo que no se basa en la competencia sino en su obstaculización.”

A lo que varios economistas, analistas y muchos de nosotros siempre hemos visualizado, queda evidenciado en un país como México (más claro que en otros) que las cúpulas del poder económico crea círculos de poder en los cuales para poder pertenecer, debe estar claro el truncamiento a las posibilidades de otros a pertenecer; para ello, crean mecanismos de control para poder prevalecer en esta cúpula.

“Las declaraciones de Agustín Carstens el martes pasado, en torno a la necesidad de combatir los monopolios en telefonía, son bienvenidas. Lamentablemente, se dan 18 años tarde. Y allí están los resultados de reformas quizás bien intencionadas, pero mal instrumentadas: una economía que no crece lo suficiente, una élite empresarial que no compite lo suficiente, un modelo económico que concentra la riqueza y distribuye mal la que hay.”

Estas condiciones a las que se refiere Denisse Dresser, afectan no sólo a aquél que quiere crecer o entrar a la competencia, si no afectan al mercado en general; los mismos “poderosos” pierden competitividad, el consumidor recibe productos y servicios de mala calidad, y todo repercute en el ingreso de la gente, que al caer, evita que esos mismos poderosos puedan recibir mayores ingresos. En lo particular, pienso, que estas prácticas son por facilitar el trabajo de enriquecimiento, por ganar mucho haciendo poco.

“El rentismo acentúa la desigualdad, produce costos sociales, dilata el desarrollo, disminuye la productividad, aumenta los costos de transacción en una economía que -ante el imperativo de la competitividad- necesita disminuirlos. Para extraer rentas, los "jugadores dominantes" han erigido altas barreras de entrada a nuevos jugadores, creando así cuellos de botella que inhiben la innovación y, por ende, el aumento de la productividad.”

Para poder alimentar este “conformismo” y pereza de los “líderes” empresariales, los círculos de poder económico evitan que aquellos con “ganas” de trabajar, hacer las cosas bien, brindar productos y servicios realmente de calidad entren a la competencia y por ende, los obliguen a trabajar; fijan mecanismos y prácticas comerciales desleales, antiéticas, ilegales.

“Una y otra vez, el debate sobre cómo promover el crecimiento, cómo fomentar la inversión y cómo generar el empleo se encuentra fuera de foco.” (…)El gobierno cree que para lograr esos objetivos, basta con tenderle la mano al sector privado para que invierta bajo cualquier condición. Y el sector privado, por su parte, piensa que la panacea es que se le permita participar en el sector petrolero, por dar un ejemplo. Pero ésa es sólo una solución parcial a un problema más profundo. El meollo detrás de la mediocridad de México se encuentra en su estructura económica y en las reglas del juego que la apuntalan.”

El Gobierno, aún con las buenas intenciones que pudiera tener, ha caído en el juego de los empresarios “poderosos”. En su necesidad de proveer a un pueblo históricamente lacerado por la pobreza y desigualdad social, los políticos buscan la salida más fácil: apoyarse de los poderosos, para que sean ellos quienes “inviertan” en infraestructura, empleo, inversión, etc., pero sabemos que estos “favores” además de ser pocos efectivos, son cobrados muy caros, y por ello, el efecto tan negativo no se justifica con la causa tan justa.

¿Qué hacer?” (…) “A estar conscientes de lo que todo país interesado en crecer y competir debe hacer para lograrlo. A saber que ello requiere una economía capaz de producir bienes y servicio de tal manera que los trabajadores puedan ganar más y más. A entender que ello se basa en la expansión rápida del conocimiento y la innovación; en nuevas formas de hacer las cosas y mejorarlas; en técnicas que aumentan la productividad de manera constante. A reconocer que las economías dinámicas suelen ser aquellas capaces de promover la competencia y reducir las barreras de entrada a nuevos jugadores en el mercado. A entender que esa tarea del gobierno -a través de la regulación adecuada- crear un entorno en el cual las empresas se vean presionadas por sus competidores para innovar y reducir precios, y pasar esos beneficios a los consumidores. A comprender que si eso no ocurre, nadie tiene incentivos para innovar. En lugar de ser motores de crecimiento, las empresas protegidas y/o monopólicas terminan estrangulándolo.”

Dresser asienta una solución, aunque sencilla y demasiado lógica, es difícil de aceptar sobre todo para cualquiera que ejerza el poder en cualquiera de sus formas: eliminar favoritismos, impulsar la competencia y la competitividad, abrirnos a la verdadera y real competencia, a la igualdad de condiciones para crecer, a que el poder político rescate su verdadero poder sobre el pueblo, y no que sea el poder económico el que lo subyugue.

“Aunque se agradece que este foro finalmente acepte la magnitud de la crisis, si de aquí no surgen medidas concretas para mirar más allá de la coyuntura, revelará nuevamente nuestra incapacidad para encarar honestamente los problemas que México viene arrastrando desde hace décadas. Revelará la propensión de los sentados aquí a proponer reformas aisladas, a anunciar medidas cortoplacistas, a eludir las distorsiones del sistema económico, a instrumentar políticas públicas a pedacitos, para llegar a acuerdos que sólo perpetuan el statu quo.”

El fin no es simplemente poner el tema sobre la mesa y que la opinión pública lo conozca, la finalidad es que los políticos realmente se concienticen de este problema, que actúen y pongan manos a la obra, de lo contrario, las tristes condiciones y el desaprovechamiento de la grandeza de nuestra nación, seguirá siendo una realidad.

 

Concluyo que históricamente los intereses del poder económico se han sobrepuesto a los del resto de la sociedad, y esto no es exclusivo de México, si no de todas las naciones, de las cuales, varias han sabido conciliar estos intereses para generar un bien común. Es simple y sencillo, poner las reglas claras y hacerlas cumplir, esa es la diferencia entre el primer y el tercer mundo. Y efectivamente como se menciona en el discurso; es obligación de los gobernantes obligar a todos a que se cumplan las reglas fijadas por el; pero en tanto los políticos no asuman su función y sean conscientes de su rol y estatus, esto desgraciadamente no cambiará.

 

 

 

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